Carlos Terzano, Co-Founder de Utopías, estudió para ser sacerdote, se recibió de psicólogo y vivió muchos años en una villa, pero siempre tuvo una vocación: “Ayudo a que las personas puedan tener una mejor calidad de vida”. También trabajar con ONG’s medioambientales que cumplan con un propósito trascendental en la sociedad.
“Estudié cuatro años para ser sacerdote en San Isidro, en el seminario diocesano. Después, me di cuenta de que me encantaba estar al servicio de los demás, pero también quería formar una familia y quería tener mis hijos, así que, tras un proceso de reflexión, decidí empezar a estudiar psicología. En un principio me desarrollé como psicólogo clínico y organizacional. Sin embargo, viajaba mucho y no me alcanzaba el tiempo para ambas cosas, y entendí que me divierte mucho más el tema organizacional”, cuenta Carlos, orgulloso sobre su trayectoria y lo que lo llevó a enfocarse hoy en su trabajo y su familia.
¿Cómo te definirías y nos contarías tu historia?
Soy un buscador, una persona sumamente inquieta… en todos los ámbitos, intelectual, emocional, y físico. De hecho, cuando era muy chico quería estudiar muchas cosas, hice todos los deportes y tenía una abuela muy sabia que me decía “el que no sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra”. Así que siempre fui ese buscador hasta que encontré realmente lo que me gustaba. Empecé estudiando terapia ocupacional, estudié cuatro años para ser sacerdote, viví en villas porque tenía una vocación muy grande de poder ayudar y creo que soy un apasionado del desarrollo de las personas para puedan vivir su vida en plenitud. Todas mis búsquedas siempre tuvieron que ver con eso, que las personas puedan tener una mejor calidad de vida e impactar en las comunidades y los equipos en los cuales interactúan.
¿Cuál es tu motivación personal detrás de tu trabajo en el campo de la sostenibilidad y el medio ambiente?
Estuve en México hace unos 13 años y un consultor argentino me dijo que tenía un cliente que necesitaba hacer un desarrollo de equipo, y él me comentó que creía que yo era el indicado para ese desafío, así que tuve una primera reunión con el Fondo Mexicano para la conservación de la naturaleza, que tenía un programa que se llamaba “Programa de Liderazgo SAM”, donde forman líderes de distintos países como México, Honduras, Guatemala y Belice que se encargan de cuidar el arrecife mesoamericano y pasan por un proceso de formación y de distintas habilidades que tienen que ver con el autoconocimiento. Cuando empecé a trabajar con ellos y a descubrir su potencial, me encantó que tengan un propósito trascendental que impacta y deja huella en la sociedad.
¿Cuál ha sido el proyecto más emocionante o satisfactorio en el que has trabajado con ONG’s ambientalistas?
Hay dos proyectos, uno de ellos fue el que te mencionaba anteriormente, el “Programa de Liderazgo SAM”. Me entusiasmó porque pude trabajar con grupos de líderes y proyectos superinteresantes de distintos países. Lo pintoresco es que viajé a una isla en Belice, fui en un barco recorriendo un río en Guatemala, en una isla de casitas en el agua, en medio del mar caribe, en este proyecto fue donde inicié y por eso lo recuerdo con tanto cariño.
Por otro lado, el programa “liderazgo pescadero” con “Fonnor AC”. Trabajamos por cinco años con los principales líderes de las asociaciones civiles de baja California norte y sur de México. Durante ese tiempo acompañé a más de 60 o 70 líderes de estas organizaciones, con los que sigo en contacto y también fue un lindo proceso porque se trabajó potenciando las habilidades de liderazgo con una mirada muy colaborativa.
¿Con qué mundo sueñas en términos de sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente?
Sueño con que las personas comencemos a tomar consciencia del impacto que nuestras acciones tienen en el medio ambiente, y que no sea solo un grupo pequeño de personas, sino que cada uno, desde los hogares, escuelas y empresas, busquen acciones que realmente puedan promover el cuidado del medio ambiente y sostenerlo en el tiempo. Tomar en cuenta el impacto que está teniendo a largo plazo, y que realmente haya desde las organizaciones multinacionales una consciencia, no hacia afuera, por la imagen o porque está bueno hablar de sostenibilidad porque vende, sino realmente una consciencia ecológica, de entender que si no hacemos algún cambio en el corto plazo vamos a tener un costo muy caro.
