Andrea Brassel es la directora de Responsabilidad Social, Inclusión, Diversidad y Equidad de KPMG en México. Desde su labor genera programas de voluntariado enfocados en DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) y ASG (Ambiental, Social y Gobernanza).
Andrea es una profesional destacada por su labor de servicio. Se considera una persona congruente y es una apasionada por el voluntariado. Desde su posición busca generar proyectos que apoyen y generen impacto en su comunidad, y esto la convierte en una referente de sostenibilidad, diversidad e inclusión. “Hay muchas cosas que me inspiran, tengo un equipo muy talentoso con personas de las cuales aprendo todos los días. Mis proyectos me apasionan y entusiasman muchísimo. El impacto que estamos haciendo desde KPMG, es la suma del esfuerzo de toda nuestra gente y por supuesto, de nuestra contribución a mejorar nuestra comunidad y nuestro planeta”, cuenta orgullosa Andrea sobre su labor como directora dentro de su organización.
Quisiéramos iniciar la entrevista conociéndote un poco, cuéntanos un poco de tu historia ¿Quién es Andrea, cómo te definirías y qué te inspira? Justo pensaba que cada persona tiene distintas definiciones: Andrea mamá, Andrea hija, Andrea esposa, Andrea hermana. Sin embargo, enfocándome un poquito más en la parte laboral, me gustaría que las personas me recordaran como alguien en quien confiar, una profesional única e Íntegra, que busca trascender y acompañar a los demás en ese viaje para encontrar lo que les apasiona. En mi caso, es a través del voluntariado y de que las personas reconozcan que están en una organización inclusiva y que promueve la diversidad. Me encantaría ser recordada por eso. Además, me considero una persona empática, muy apasionada con los temas que hago. Realmente considero que mi trabajo es un privilegio porque estoy convencida de que al dar no es un tema de restar, sino de multiplicar.
¿Qué te llevó a enfocar tu carrera en temas de Diversidad, inclusión y sustentabilidad?
En el área de Responsabilidad Social, ya tengo 10 años de experiencia y ahí se dio la oportunidad de iniciar en IDE. Yo entré a KPGM al área de Mercadotecnia y Comunicación y estaba muy contenta, tenía un excelente equipo y jefa, pero se dio la oportunidad de que la gerente de responsabilidad social salió de la firma, así que lo vi como una oportunidad de alinear mis pasiones. Anteriormente, había trabajado en una ONG y con esta posición podría sumar esa pasión de servicio y hacerla mi área laboral. Hace un par de años vi la tendencia de que los temas de diversidad e inclusión eran cada vez más comentados y han tomado una relevancia muy importante en los negocios. Veíamos la necesidad de trabajar más de cerca con nuestros grupos de atención prioritaria: mujeres, personas con discapacidad y comunidad LGBT+, y fue un tema de “alzar la mano”, así que armé un bussiness case, lo presenté a la alta dirección y fue bien aceptado.
¿Cómo defines la sustentabilidad y cuál crees que es la diferencia con los términos “responsabilidad social” y “sostenibilidad”?
En realidad, son sinónimos, el término correcto es sostenibilidad porque sustentabilidad es más bien una traducción del inglés “sustainability”, mientras que “responsabilidad social” es un término más enfocado a la estrategia interna. Sostenibilidad es un concepto más amplio, que ciertamente ha ido evolucionando y ahora se le conoce más como “ESG” (Environmental, Social & Governance) o “ASG” (Ambiental, Social y Gobernanza). En el caso de KPMG, estos temas están en la columna vertebral de nuestro negocio, muchas de nuestras soluciones y servicios los estamos alineando con temas ASG, pues ha tomado una relevancia importante en el mercado para mitigar riesgos.
¿Cuáles son algunos de los proyectos más destacados de KPMG en materia de sustentabilidad y qué impacto han tenido en la organización y en la comunidad?
Tenemos muchísimos proyectos, el año pasado se hicieron 127 iniciativas sociales y ambientales con las cuales impactamos nuestra comunidad. Esto ha sido un diferenciador de KPMG, porque hace tangible nuestro compromiso social. El año pasado el 78% de nuestros colaboradores y colaboradoras cumplió su meta de apoyo a la comunidad y logramos 12,244 horas de apoyo con la participación de 2,346 voluntarios y voluntarias. Todos nuestros proyectos tienen su impacto, sus propios indicadores, y esta meta nos permite mostrar este compromiso real hacia nuestros grupos de interés.
¿Qué significa la diversidad e inclusión para KPMG y cómo se integra en la cultura organizacional?
En nuestro caso el concepto de inclusión va al inicio. Nuestra área de hecho se llama Inclusión, Diversidad y Equidad, porque al poner la inclusión primero nos permite “abrazar” el resto y ver más allá de nuestras diferencias y que cada persona tenga la oportunidad de ser su mejor versión. Diversidad habla de cada uno de nosotros, de la variedad en experiencias únicas, cualidades y características que tiene nuestra gente, y la Equidad, es el principio que nos permite garantizar la igualdad de oportunidades, entonces los tres conceptos se complementan en nuestra cultura. Tenemos también 3 ejes de inclusión, diversidad y equidad: construimos un entorno de respeto, generamos igualdad de oportunidades y reprobamos cualquier conducta de acoso, discriminación, violencia, u hostigamiento. Estos ejes nos permiten crear una cultura que respete y celebre las diferencias, porque eso nos enriquece y nos permite promover este ambiente inclusivo, libre de violencia y sobre todo con igualdad de oportunidades para todos y todas; que te sientas parte de una firma en donde se te va a medir por tu talento, tu esfuerzo y aspirar a oportunidades que están al alcance de todos y todas.
¿Podrías compartir una experiencia significativa en la que hayas liderado un cambio importante en la cultura organizacional en relación con la diversidad e inclusión?
En KPMG hubo un antes y después de certificarnos en la norma de igualdad laboral y no discriminación (NMX 025). Es una norma mexicana en la que estuvimos trabajando por 3 años. Es una norma estricta donde no hay puntos intermedios. Certificarnos en esta norma nos llevó a revisar nuestros procesos, cambiar todas nuestras políticas a lenguaje incluyente, que más allá de hablar de “todos y todas”, implica dar visibilidad a nuestra gente y que las personas se sientan representadas, revisar que nuestros procesos no tuvieran sesgos discriminatorios, revisar nuestros mecanismos de denuncia, etc.
Es una norma muy robusta y más allá de ser un distintivo o algo que podemos “presumir”, nos permitió entender internamente en qué nos hace falta trabajar; además nos obliga a mejorar continuamente. Nos certificamos hace 2 años con 88 puntos y este año tuvimos nuestra auditoría de revisión donde logramos subir a 95. Eso es lo que te exige la norma, que estés mejorando continuamente. Por supuesto salieron áreas de oportunidad, y pudimos darnos cuenta de aquello que tenemos que seguir trabajando.
¿Cuáles son algunos de los mayores desafíos que enfrenta KPMG en términos de diversidad e inclusión, y cómo están trabajando para abordarlos?
Considero que ninguna organización puede decir en estos temas “ya llegué donde quiero estar”. Siempre hay retos. En KPMG, por ejemplo, nos planteamos una meta global de liderazgo femenino. Si hablamos de nuestra plantilla total, somos 47% de mujeres y 53% de hombres; sin embargo, si revisamos el porcentaje de alta dirección, es donde se pronuncia la pirámide corporativa y tenemos que trabajar en nuestro liderazgo femenino. Existe la meta global en KPMG de alcanzar el 33% de Socias y directoras para el 2025. Son metas retadoras donde hay mucho trabajo para lograrlo.