lunes 25 noviembre 2024
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    Cuarentenear no es teletrabajar

    Muchas de las personas que conozco y con las que trabajo soñaron durante años con la panacea del teletrabajo. No perder tiempo en largos viajes, controlar la agenda, estar más cerca de los peques y… tantas otras ideas que encerraban una ilusión mayor: contar con un ritmo más saludable para nuestros días. 

    Y en esa estábamos cuando llegó la pandemia. No quedó otra que ir a casa: no fue una decisión sino una obligación, teñida de angustia y preocupación. El desembarco en nuestros hogares nada tiene que ver con el teletrabajo. ¡Es otra cosa! Nuestras casas no estaban preparadas para ser coworks, centros educativos ¡y otras tantas cosas que les pedimos en estos días! Tampoco estaban diseñadas para un 24×7 ¡sin válvula de escape! Y nosotros… ¡tampoco! 

    A ver si te suenan algunas de estas imágenes. La mesada tiene una mancha y me pongo a limpiarla. Empieza la clase del chancho (aka: Juan, el Kosovita) en Meet. Tengo un Zoom y ¿tu? ¿A-qué- hora-comemos-quién prepara la comida-hay que ir a comprar? Me tropiezo con un juguete. ¡No veo el fondo de la mesa! ¿Cuántas veces lavamos los platos al día? Pongamos música, saquemos la música. ¿Nos vamos a dar una vuelta? Seguro tienes tus propias postales de cuarentena… 

    En mi caso, nuestro cowork alberga dos empresas: la mía y la de mi queridísimo, ambas con agendas a reventar. Y mi casa también alberga un centro infantil: el de mi ”kosovita” de 4 años que necesita sus espacios y tiene sus propias clases. Entre todos compartimos el ancho de banda, los espacios, una lógica de acuerdos y extrema paciencia para navegar el temporal.  

    Te cuento todo esto porque sé que no soy la única. El multitask ha llegado a su máxima potencia y nosotros somos sus víctimas… ¡y creadores! En los talleres que dimos en los últimos meses, a más de 1000 personas de distintas organizaciones y países de Latam el 95% de los participantes eligieron trabajar “slow (*): cómo encontrar un ritmo adecuado para nuestros días -y no trabajar 24×7- , cómo conciliar la vida personal y laboral cuando estamos todo el día metidos en casa, cómo ser saludables y productivos y/o… ¡cómo no volvernos locos! 

    (* Slow: vinculado al Movimiento Slow). 

     Así que este post nace con la intención de crear un grupo de autoayuda para todos los que estamos haciendo malabares, con el deseo de que suframos menos con la cuarentena y la tomemos como una oportunidad para aprender sobre nosotros mismos y nuestros ritmos. Y como en todo grupo de autoayuda, empiezo presentándome. Mi nombre es Meli y soy intensa. Amo mi trabajo y soy excesivamente productiva; mi problema es que no sé dejar de hacer (vale para lo laboral y lo no laboral), a tal punto que a veces, mi único mecanismo es un grito de mi cuerpo… enfermándome. Debería repetirme mil veces (y hasta aprender) “sí puede esperar a mañana”. 

    Te invito a que aproveches este espacio para pensar cuál sería tu presentación en estos días, que identifiques qué te anda doliendo y en qué te gustaría trabajar. ¡¿Lo tienes?! 

    Desde ahí y con la fuerza de esta nueva comunidad, vamos a trabajar para transformar estos “males de muchos” en reflexiones, conversaciones y acciones. Todas ellas se sostienen en estas claves:  

    • Cada día es un nuevo inicio en el que podemos construir nuestra realidad. 
    • Para que el futuro nazca primero hay que desearlo, después saber dónde estamos parados y, por último, ¡ponernos a andar!  
    • ¡No hay dos futuros iguales! Cada uno sueña, necesita y arma su agenda y su ritmo. 
    • Las frases populares pueden convertirse en mantras que vengan a nuestra ayuda: “menos es más”, “el que mucho abarca poco aprieta”, “el 20% de las cosas tiene el 80% de valor”. 
    • En esta aventura, ¡hay que animarse! Empieza chiquito y empieza ahora. 

    Ahora te propongo que hagas un stop. Toma aire, prepara una hoja y un lápiz porque es hora de trabajar juntos. A continuación, vamos a ver muchos hacks para dejar de ser malabaristas… ¡o al menos intentarlo! 

    Soñar (o tener una brújula) 

    • Dibuja tu semana ideal (olvídate de ser realista). ¿Qué tendría? ¿Cuánto rato le dedicarías al trabajo, ejercicio, hobbies, pareja, familia, amigos y… a tu sombra? Escribe y ten a mano: ¡debería ser tu brújula!  
    • Una vez que la tengas, mírala y pregúntate cuán lejos estás de esa semana ideal. Seguro hay algo que puedes hacer… ¡Ya iremos a eso! 

    Hacer visible lo invisible (o mirar “el back office”) 

    Las creencias 

    • Escribe cuáles son tus creencias respecto a “estar ocupado”, el “multitask”, decir que “no”. ¿Y en tu familia y en tu organización cuáles son las “frases célebres” respecto a estos tres temas?  
    • ¿Impactan en tus días? ¿En los de tu equipo? y en los de “los tuyos”? ¿Estás dispuesto a hackear estas creencias?

    Entrar y salir de eje (la conexión, el equilibrio con uno mismo) 

    • Haz una lista de las cosas que más te estresan en estos días (sin entrar en macro -pandemia, economía y otras cosas que no están en tus manos). 
    • ¿Podrías priorizarlas? ¿Cuál es el 20% de las cosas que te sacan de eje? ¿Cómo podrías quitarles poder? 
    • Haz una lista de las cosas que te mantienen en eje, que te centran, que te equilibran. 
    •  ¿Podrías priorizarlas? ¿Cuál es el 20% de las cosas que te mantienen en eje? ¿Cómo podrías cuidarlas? 

    Los no negociables 

    • ¿Tienes en claro cuáles son tus no negociables? ¡escríbelos y tenlos a mano para que no se te olviden!   

    Poner sobre la mesa lo que hay (o aceptar la realidad) 

    • Revisa tu semana real: abre tu calendar y míralo 2′. ¿Cómo está la agenda? ¿Está abarrotada o respira? ¿Qué emoción te genera cuando la ves? anótala sin pensarlo. ¿Por qué salió esa emoción? ¿Qué se activa en vos?  
    • (Si tu agenda no dice nada de tu semana…) Ser un científico. Lleva un registro de tu semana y de lo que efectivamente pasa; toma nota a cada paso que das. Una vez tengas la “foto” en mano, ¿qué descubres? 

    Pasar de la reflexión a la acción: limpiar 

    Vaciado 

    • Escribe todo lo que te da vueltas en la cabeza en papel (con lista o post-itshasta que no te quede nada y fíjate el volumen que generas. Gestionamos mejor lo que vemos, nos alivia sacar el ruido de la cabeza y ¡seguro nos da pistas sobre nosotros! (Puedes hacer este ejercicio cada día). 
    • ¿Podrías categorizar y priorizar lo que escribiste? Con todas las tareas que tienes en marcha define cuáles tienes que hacer ya, cuáles en estos días, cuáles puedes delegar, cuáles postergar, cuáles tienes que dejar ir y soltar.  
    • Si te animas, arma un panel visual para pegar cada post-it en alguna de las siguientes columnas en función de su status: pendiente (lo que está en órbita), en proceso (lo que ya arrancaste), hecho (lo que terminó y ya no tiene vuelta atrás). 

    Desencadénate 

    Pide que te bajen de esas cadenas de correo en las que estás copiado. ¡No necesitas estar en todas! ¿Y para qué vas a perder tiempo revisando y borrando correos?

    Pasar de la reflexión a la acción: enfocar 

    • Pomodorea. Define ciclos de 25′ de concentración y foco total en una sola tarea. Si eres muy ansioso, empieza por ciclos de 10′. ¿Cuál es el reto más grande? ¿No hacer varias tareas a la vez o… soltar tu teléfono por un rato? 
    • Secuestro de tareas. Hace una lista de todas las tareas (y personas) que te interrumpen constantemente. ¿Podrías categorizarlas y priorizarlas? “Secuestralas”: algunas horas al día no te ocupes de ellas para que te permitan enfocarte. ¡Ah, avisa que fueron secuestradas! 
    • El poder de la pausa. Mete en tu agenda pausas a lo largo de todo el día para despejarte, energizarte y volver a empezar. Puedes alejarte de todo dispositivo tecnológico 5’, dar una vuelta a la manzana, cerrar los ojos y escuchar una canción, irte a la ventana a charlar con un amigo por teléfono o simplemente estar en silencio.

    Pasar de la reflexión a la acción: el arte de acordar con otros 

    Protagonismo 

    • ¿Cuántas veces al día sientes que alguien más define tu ritmo? ¿Cuántas veces al día le echas la culpa a alguien más? 
    • Pon atención a qué historias te estás contando… y si hace falta, ¡crea otras! 

    Contador de “no” 

    • ¿Cómo te llevas con el no? ¿Cuántas veces al día decís que no? ¿Aceptas que otros te digan que no? 
    • El “no” puede ser una herramienta potente para agendas más saludables.   

    El garante 

    • Busca alguien que te ayude a soltar cosas y que no permitas que “reincidas”. ¡Alguien que cada día que estás luchando por un ritmo más saludable! Y el costo que pagas cuando no lo logras. 

    Los no negociables (bis) 

    • ¿Tienes en claro cuáles son tus no negociables? ¿Y el de los tuyos? ¿Hay conversaciones sobre “nuestros límites”?   
    • La nueva jornada de trabajo. Desapareció “irse” de la oficina pero ¡sigue siendo necesario! ¿Acordaron en tu trabajo días con horario o flexibles? ¿Acordaron ratos para trabajar “todos juntos” o para tomar cafés? ¿Pusieron una “dead-hour” a partir de la cual no hay conexiones? ¿Definieron canales de comunicación para no generar el efecto spam? 
    • De conviviente a coworker: ¿qué necesitas para concentrarte? ¿es tiempo, espacio, silencio? ¿y los otros seres de tu hogar? Cada semana logren acuerdos y nuevas reglas (sí, esto es dinámico) sobre esto, horarios, límites y las distintas tareas.  

    Bonus track: Tu momento del día (y su ritmo) 

    • ¿Cada día te invito a preguntarte “cuál fue tu momento del día”? ¡Y también a preguntale a los tuyos! Y cuando lo descubras, pregúntate a qué ritmo responde… ¡Tal vez te traiga alguna información interesante! 

    Este concentrado de ideas tiene el objetivo de acompañarte en este proceso de parar la pelota, mirarte y empezar a diseñar tus días. Te sugiero que sigas tu intuición, elijas algún hack y te fijes hacia dónde te lleva. Y… si ves que te funciona, ¡viralízalo! 

    Cierro así este grupo de autoayuda recordando(me)(te) que seguir pensando que podemos con todo y que no hay límites ¡nos cuesta muy caro! Perdemos conexión con nosotros mismos, dificulta nuestras relaciones, empeora nuestro rendimiento y se lleva nuestra salud ¡y alegría!  

    Eso sí: no es fácil cambiar nuestras dinámicas y menos aún este contexto tan desafiante. Sé paciente con vos, con los tuyos ¡e inténtalo! porque lo que sí está claro es que el ritmo es el gran reto que tenemos hoy para adaptarnos a los cambios. Me despido esperando que este círculo de autoayuda siga trabajando para que cuarentenear sea lo más parecido al teletrabajo de nuestros sueños. 

    Melina Jajamovich | LinkedIn TopVoices 2020 Trainer, Coach, Speaker en Agile Cooking, Autora de Agilidad en 4 estaciones 

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