Cuponstar es la empresa líder en beneficios corporativos en Latinoamérica. Brian Klahr, uno de sus fundadores, nos comenta en esta entrevista cómo ha sido la experiencia de transformar una idea de negocio en el área de tecnología para hacerla viable, lograr materializarla y, finalmente, obtener resultados exitosos.
¿Cómo nació Cuponstar?
Nosotros arrancamos en el 2010, desarrollamos un modelo de negocio donde la idea era hacer una cuponera para que las empresas pudieran publicar sus descuentos y la gente los pudiera obtener de manera gratuita. Le íbamos a cobrar a las empresas por poder publicar, iba a ser una especie de Market Place o clasificados de cupones de descuento.
Cuando lanzamos la propuesta, nos dimos cuenta de que era muy difícil cobrarles a las empresas por publicar, en ese momento los bancos les pagaban a las empresas para incluirlas en sus clubes de beneficios. Como queríamos probar la idea de todos modos, se nos ocurrió armar una página especial para la Universidad del CEMA, donde estudiaba, para poner a disposición esos beneficios para los alumnos y profesores exclusivamente.
Fue ahí, cuando nos dimos cuenta de que las empresas estaban dispuestas a pagar por la plataforma de beneficios corporativos, que es lo que desarrollamos actualmente. Desde ese momento hasta hoy logramos contar con 26 colaboradores, alrededor de 500 clientes y llegamos a más de 400 mil personas en toda Latinoamérica.
¿Cómo has experimentado el crecimiento de la empresa desde sus inicios hasta hoy? Especialmente haciendo énfasis en la aparición de nuevas tecnologías y tomando en cuenta la transformación digital acelerada que hemos experimentado como sociedad en los últimos 5 años.
La tecnología es un factor fundamental en nuestro negocio. Primero, para brindar una buena experiencia a nuestros usuarios, pero más importante aún, para nosotros poder administrarlo.
Tenemos tantos clientes que si nosotros no tenemos una tecnología flexible que se adapte, sería imposible darles buen servicio a los clientes. Ha sido clave mantenernos actualizados a pesar de lo rápido que cambian las cosas.
Nosotros arrancamos tercerizando con proveedores y después llegamos a tener un equipo de nueve desarrolladores. Luego, notamos que trabajábamos mejor con pocos desarrolladores y teniendo proyectos pequeños que se cumplieran bien.
Hoy trabajamos solamente con dos desarrolladores. Tenemos un backlog de features muy importante, lo vamos dividiendo en cosas chiquitas y las vamos desarrollando poco a poco, pero de manera eficiente.
Después trabajamos con cuatro agencias de desarrollo con las que tercerizamos algunos proyectos. Siempre buscamos desarrollar con las últimas tecnologías.
El año pasado, por ejemplo, tuvimos una migración importante de plataforma para ofrecer un servicio óptimo. Ahora estamos en condiciones de tener más clientes y seguir escalando.
¿Cómo viviste la maduración del modelo de negocio?
La maduración no fue de un día al otro, estuvimos 10 años experimentando y chocando con todas las paredes posibles. Desarrollamos con todas las tecnologías posibles, con diversos tipos de equipo y estructuras. Hasta que llegamos a nuestra forma de trabajar hoy, con sprints cortos.
En cuanto al negocio, nos pasó que al principio nosotros nos enfocábamos en desarrollar muy a medida, personalizábamos tanto que se nos hacía un desajuste interno en cuanto a la administración de recursos. Fue ahí cuando decidimos estandarizar el servicio y ofrecer herramientas que permitan una amplia variedad de customizaciones, pero que al mismo tiempo nos permita tener a todos los clientes contentos.
Puedo decir que una clave de la maduración fue haber llegado al punto de no desarrollar tanto a medida sino tener una plataforma que sea adaptable y eficiente.
¿Cómo ha sido la experiencia de liderar un emprendimiento tecnológico sin conocer de desarrollo?
Para emprender en tecnología no tienes que ser programador, sólo tienes que saber con quién asociarte. Esto se traduce en: conseguir un socio que sepa, un colaborador que desarrolle y en el que confíes o una buena agencia en la que puedas tercerizar. Para mí, lo primordial es la confianza.
Al no entender nada de desarrollo es necesario confiar en el equipo. Con el tiempo se puede ir aprendiendo. Los primeros años son los más duros porque uno toma malas decisiones por desconocimiento, pero poco a poco llega el equipo adecuado. No es de un día para el otro.
¿Cuál ha sido tu mayor desafío para encontrar el equipo adecuado?
Pasamos de tener un equipo de nueve desarrolladores a uno de dos. Creo que lo que más me costó fue encontrar un líder que pudiera guiarme correctamente, que fuese honesto al 100% respecto a cómo trabajar eficientemente.
Al principio me pedían que contratara más y más gente. Perdí mucho dinero por eso, por tener un equipo de desarrollo con baja productividad.
Hoy en día el equipo de desarrollo lo conforman dos personas, pero la productividad es excelente; porque hay mucha confianza, podemos trabajar muy de cerca y con buena fe. Definitivamente, el mayor desafío fue encontrar el equipo.
¿Consideras que es más valioso contratar a un desarrollador más por sus valores que por sus competencias técnicas?
Tiene que ser un híbrido, pero siempre valoro por encima la honestidad. Es preferible un profesional que reconozca que no sabe y pida ayuda antes que uno que diga que sabe y luego no pueda cumplir.
Esto no sólo aplica para los desarrolladores sino para todas las personas que conforman un equipo.
¿Cómo se ha adaptado Cuponstar a la nueva realidad?
Hoy tenemos la oportunidad de ayudar a las empresas a estar más cerca de sus colaboradores a pesar del confinamiento. En este sentido, desarrollamos una serie de beneficios digitales y de contenido para que nuestros usuarios puedan acceder a través de nuestra plataforma: yoga, meditación, charlas, capacitaciones, shows, clases de cocina, etc.
Transformamos los beneficios a la realidad y nuestros clientes, por suerte, están contentos con la reinvención.
¿Qué mensaje le das a la persona que quiere emprender en tecnología?
Para arrancar, lo más importante, es tener la idea. Si no tienes la idea, no te apures. No hagas cualquier cosa solo por emprender.
Creo que una persona cuando emprende tiene que dedicarle al menos diez horas por día a ese emprendimiento, por eso es importante que elijas algo que realmente te apasione y que creas que todo ese esfuerzo que inviertes después lo puedes disfrutar, sino puede que sientas que todo ha sido en vano con el pasar de los años.
Después, es clave elegir bien las personas con quienes lo haces. Desde quién será tu socio, tu cliente, tu equipo, etc. Muchos emprendimientos se quedan a medio camino porque quienes lo hacen posible no comparten los mismos objetivos.
Finalmente, tienes que buscar un modelo de negocio que sea sostenible en el tiempo. Si tienes una idea pruébala en chico primero, no quieras hacerlo enorme de una. Testéalo, si funciona bien y hay mercado, después fíjate en los precios para ver qué tan grande puede ser el negocio. A partir de ahí, puedes decidir si quieres seguir impulsando esa idea o ir por otra más (o menos) ambiciosa.
El camino que elijas depende del fin que quieras conseguir con tu emprendimiento.
Como emprendedor en tecnología, ¿cuál ha sido tu fin?
Creo que la clave es disfrutar siempre lo que uno hace, si lo disfrutas no hace falta que ganes plata.
Quiero que las personas usen lo que yo creo. De hecho, para mi próximo emprendimiento me gustaría desarrollar algo que yo use. Eso sería un sueño cumplido: desarrollar un producto, una marca o un servicio que yo pueda consumir en mi día a día.