¿Emprendedor se nace o se hace? Mmm un poco de ambas…
Empecemos por el principio: ¿Qué significa emprender? Según Howard Stevenson “emprender es perseguir la oportunidad, más allá de los recursos que se controlen en la actualidad”. Me gusta esta definición porque humaniza el término y, si hay algo que hacemos los humanos todo el tiempo, es perseguir sueños, ideas, proyectos. En este sentido podemos decir que estamos todo el tiempo emprendiendo.
Sin embargo, ¿cuánto peso le damos al autoconocimiento en esos emprendimientos que hacemos? En cualquier proyecto que emprendamos existe un enfoque fundamental que a menudo se pasa por alto: emprender desde el autoconocimiento. Hay algo acerca de cuánto sabemos sobre nosotros mismos que influye en la decisión o el camino que tomemos.
Si entendemos el autoconocimiento como ese proceso profundo de comprender nuestras fortalezas, áreas de oportunidad, aquello que nos impulsa y lo que nos ancla, se convierte entonces en el cimiento sobre el cual debería construirse cualquier emprendimiento exitoso y duradero.
El autoconocimiento nos brinda claridad, hacernos preguntas introspectivas que no solo nos guíen en la elección de un camino alineado con nuestra esencia, sino que también nos ayuden a enfrentar los obstáculos y desafíos que sean parte del proceso. El autoconocimiento potencia la autenticidad.
Sumado a esto me surge la pregunta, ¿hay algo característico en el perfil del emprendedor? Desde el punto de vista empresarial podríamos decir que hay determinados perfiles conductuales que por características propias de esa personalidad les resulta más sencillo enfrentar este camino. Podemos reconocer en ellos ciertas competencias (1) naturales en sus perfiles. Sin duda una capacidad muy importante en el camino del emprendedor es desarrollar la agilidad para aprender. “La agilidad de aprendizaje es lidiar con nuevas experiencias de manera flexible y rápida probando nuevos comportamientos, obteniendo retroalimentación sobre estos intentos y haciendo ajustes rápidos para que el nuevo aprendizaje se materialice aun cuando no se sepa exactamente qué hacer”. (*)
Podemos destacar que la resiliencia y el pensamiento crítico resultan competencias fundamentales a desarrollar también ya que vivimos en un mundo en constante cambio, que todo el tiempo nos desafía a aprender más, a adaptarnos rápido, a ser más conscientes de nosotros mismos, pero también esta agilidad nos invita a ser más compasivos con nuestros errores, más flexibles con las diferencias, más empáticos con los otros, pero fundamentalmente a ser más HUMANOS en todo sentido.
En definitiva, emprender es una elección y el autoconocimiento se convierte en la brújula que guía ese camino acertado o no, pero sin duda auténtico, centrado en valores y lleno de significado.
Referencias
(1) “Las competencias son repertorios de comportamientos que algunas personas dominan mejor que otras, cosa que las hace más eficaces en una situación determinada” (Gestión de las competencias, Claude Ley-Leboyer).
(*) Learning Agility: The Key to Leader Potential de David F. Hoff (Author), W. Warner Burke (Author)