Fernando Brun, Embajador argentino en Alemania, se define como emprendedor. “En criollo, emprender significa no me achico, siempre para adelante”, reconoce este fanático de las milanesas, quien nos abrió las puertas de su oficina en Berlín para dar a conocer su historia y contarnos cómo trabaja en equipo para construir una mejor Argentina.
En todas las ediciones hacemos rockear al talento. Pero en esta, quisimos ir por un desafío superador. La temática era emprender, y enseguida llegamos a la conclusión de que emprender es ponerse en marcha, que no importa que tan grande sea, si es personal o laboral, si dura mucho o poco tiempo… En definitiva, todos estamos emprendiendo todo el tiempo. Nuestro emprendimiento para esta Rocking Talent fue conocer la historia y amplificar la voz de Fernando Brun, el Embajador argentino en Alemania.
Desde su oficina en Berlín, Fernando abrió sus puertas de una manera muy generosa a Rocking Talent, con una sonrisa y una amabilidad para destacar. En poco tiempo nos dimos cuenta de que este amante de los deportes de agua, fanático de la milanesa a caballo (con papas fritas y huevo frito), esposo de Corina, padre de Sofi y Euge, y fiel lector de la literatura argentina, estaba listo para rockear. “Para mí emprender significa, en criollo, no me achico. Es la actitud de encarar cada día con un proyecto nuevo, que vaya haciendo un encadenamiento de hechos que lleven a un diferencial”, aseguró este capricorniano, definido por su luna en géminis.
¿Qué es lo que te inspira en tu trabajo como Embajador?
El equipo, el esfuerzo colectivo, que tiene que ver con el trabajo que hacemos. Es un esfuerzo individual que contribuye a un trabajo conjunto, para una Argentina mejor. Me gusta pensar que soy mucho más que una persona. Tengo el enorme privilegio de representar a un país, que va acompañado de una gran responsabilidad. Parte de esa responsabilidad es conformar equipos, y me gusta que mi equipo sea la escudería Ferrari. Cuando uno maneja y está averiado, tiene que haber un segundo que pueda hacerlo en las mismas condiciones de competitividad. Y la importancia del equipo en los boxes: si todo no está perfectamente sincronizado y no tenemos empatía, no vamos a ganar la carrera. La inteligencia está en la comunión de esos esfuerzos para alcanzar objetivos que a primera vista parecen imposibles, por grandes que puedan ser o por el tiempo que puedan demandar. Pero uno se demuestra a sí mismo, y a través del equipo, que es posible.
¿Cuáles son los ejes del equipo de trabajo?
Los ejes de trabajo de mi equipo son un reflejo de los que asume la Argentina cuando decide insertarse en un mundo a partir de sus necesidades e intereses más genuinos. Siempre en busca de socios que en relaciones de naturaleza estratégica generen una dinámica de retroalimentación y enriquecimiento de capacidades para dar respuesta a los desafíos sociales y económicos. Resulta clave que nuestro trabajo se centre en políticas que resguarden decididamente el empleo, la producción y la calidad de vida de nuestra gente asociada al cuidado del medio ambiente, comprometiendo los recursos necesarios para llevarlo adelante. Todo ello requiere un abordaje que garantice un desarrollo sostenible con una visión 4.0, que democratice la tecnología y la popularice, llevando esa transformación a la matriz educativa y a la formación profesional de modo de integrar eficazmente a nuestra población mediante el desarrollo de sus habilidades a un mercado laboral dinámico, inclusivo y en expansión. Es en esa línea que uno de nuestros pilares actuales de trabajo se centra en el impulso de la economía del conocimiento. Define por excelencia un sector menos tradicional de la matriz productiva argentina y que tiene un enorme impacto no solo en generación de divisas sino también en la matriz de producción y exportación de bienes y servicios. Estamos hablando de arriba de 5 puntos del PBI de la Argentina y el 7% de la exportación total de bienes y servicios, 8.000 millones de dólares en 2022. Yo tengo esos datos, he trabajado con la industria de la economía del conocimiento, en Argentina tenés 800 empresas que forman parte de ese ecosistema colectivo que tiene ya una inserción muy fuerte en el mercado laboral. Y entonces lo que hacemos es acercarnos nosotros a las empresas y decirles: trabajemos juntos, yo tengo un mapeo realizado y está a disposición tuya. Mi función es la de ser interlocutor con las empresas argentinas para poder llegar al mercado alemán. No sólo acompañamos a las empresas, nos prestigia trabajar esa inserción, que el sector privado el día de mañana pueda destacar al trabajo que llevamos adelante, mano a mano.
¿Algún ejemplo que quieras destacar?
Concreto y reciente: el de Globant, nos llena de orgullo que una empresa tan grande se acerque a nosotros para trabajar juntos. Es un hecho marcante porque generalmente no son las empresas de esa envergadura las que necesitan de nuestro trabajo, pero estamos en un mundo de tanta complejidad que sí permite redescubrir el valor de la diplomacia. Hoy hay 100 empresas alemanas en Argentina, algunas con una tradición de más de 110 años en nuestro país, esto es, 100 años en un país que cuenta un poco más de 200 años de historia, y han integrado a más de 200 empresas argentinas a su cadena de valor.
Existe un stock de Inversión Directa alemana de USD 3.200 millones. Esto es una clara prueba del interés alemán por nuestro país para el desarrollo de inversiones productivas en sectores estratégicos como industria automotriz, energías de transición y renovables como hidrógeno, litio y cobre, industria 4.0, biotecnología y agronegocios, entre otros. Alemania privilegia a la Argentina como plataforma para la exportación de bienes y servicios. ¿Cuántas empresas argentinas hay en Alemania? Muy pocas. Una empresa argentina que se internacionaliza es nuestro mejor socio en lo que es la promoción de la Argentina como ecosistema productivo y como semillero e incubadora de soluciones, y bienes y servicios para terceros, marcados de una sofisticación como puede ser el patrón de la demanda del mercado alemán. Uno acá puede mirar desde la platea, o decidir ser parte de ese esfuerzo, decir no me achico y marcar ese diferencial. Es dar el 110%.
En otro país y súper comprometido con tu trabajo, ¿cómo ves a Argentina hoy?
El compromiso viene con la consciencia del momento. El día a día es un momento histórico en el que Argentina tiene un posicionamiento clave, y la posibilidad real frente a demandas y necesidades cruciales. Para determinadas regiones del mundo, en mi caso me toca vivirlas en Europa y Alemania en particular, nos da la posibilidad de plantear nuevas asociaciones estratégicas de naturaleza productiva que superen todo lo que Argentina ha vivido. El contexto internacional nos obliga a repensar juntos la importancia de las asociaciones estratégicas y de los bloques regionales. Desde nuestro país tenemos que afrontar estos nuevos desafíos junto a socios: Alemania sin duda tiene un rol clave en este sentido. Argentina tiene un potencial enorme y mucho que ofrecer al mundo. Nuestro talento humano califica entre los más preparados del mundo, contamos con un ecosistema de emprendedores más alto en la región. Tenemos muchísimos desafíos que afrontar como país, pero una capacidad para superarnos aún mayor. Eso nos distingue en el mundo: nuestra capacidad para reinventarnos, reconvertirnos y volver con más ímpetu. Estas cualidades nos identifican y nos marcan con un valor agregado y único.
Y cuándo vos eras niño, adolescente, ¿qué soñabas, siempre fuiste emprendedor?
Siempre fui un soñador y un agradecido, mis abuelos llegaron en barcos desde distintos lugares de Europa, con historias de haber buscado un lugar mejor donde asentarse. Ese lugar y esa gran oportunidad la encontraron en Argentina. Yo vi el progreso de mis abuelos, de mis padres y siempre soñé con el privilegio de poder ser un actor para poder marcar una diferencia para un país mejor. Soy enfermamente optimista, creo en Argentina, Argentina me enamora, me entusiasma… A veces en el día a día no te deja verlo, pero hay mucho más. Argentina es un país federal que cuanto más lo conocés, más potencial le ves. Y la gran clave es ser agentes activos para que esa potencialidad y esa generación de riqueza se concrete, algo que creo que no vemos desde hace varias generaciones y que nos frustra como sociedad.
¿Cuándo y cómo decidiste ser diplomático?
Claramente, me marcó la vuelta a la democracia. 1983 y 1985 coincidieron con mis años de secundaria, una plena concientización de lo que estaba sucediendo en la Argentina, un redescubrimiento paulatino de lo que había sucedido en la historia reciente en nuestro país… y vivir con una intensidad brutal, llena de entusiasmo los primeros años de democracia. Esa efervescencia social que marcó, el gobierno de Raúl Alfonsín. Una visión de país reinsertada al mundo, potenciada por el canciller Guido Di Tella, por quien yo decido ingresar a la carrera de diplomacia. Argentina redescubre la importancia de la construcción desde el concierto internacional, siempre a partir del reconocimiento de nuestra propia identidad. Eso fue lo que me entusiasmó, yo quiero ser parte de esa Argentina construyéndose desde el exterior, proyectando sus mejores valores, y tener el privilegio de ver a través del prisma con el que nos enfocan desde el extranjero; eso ayuda a entendernos.
¿Y cómo fue el camino?
Intenso, fue de un enorme aprendizaje. Aprender es el privilegio más grande del ser humano. Me considero, como cada argentino, una individualidad, y el gran desafío es tener la humildad para aprender, de ser un poco todos al mismo tiempo. Borges escribió una frase marcante: “Nadie es la patria, pero todos lo somos. Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, ese límpido fuego misterioso”. También la valentía, porque necesitás sobreponerte a las estructuras, y la perseverancia como espíritu incansable en la búsqueda de nuestros mejores valores.
Para el común de la gente, ¿cómo describirías lo que es ser en un Embajador?
Es una enorme responsabilidad de hacer por el país. De mostrar resultados a partir de la apuesta que el Estado Nacional y cada uno de los argentinos ha puesto en que una persona represente a la Argentina en su cabalidad en un país extranjero. Representar los mejores valores del país, el mejor rostro y con la inteligencia de poder sortear nuestros desafíos coyunturales para poder mostrar una Argentina presente, atractiva y pujante.
¿Cómo ven a Argentina en Alemania?
Alemania quiere a la Argentina. Alemania apuesta por el desarrollo de nuestra Argentina históricamente como parte de una estrategia de promoción del crecimiento de potencias medias, para que Argentina pueda encontrar su lugar destacado dentro del concierto internacional. Alemania respeta la trayectoria de Argentina en lo que es su institucionalidad democrática, busca que la riqueza se canalice a través de la integración de cadenas de valor, busca un socio privilegiado para los desafíos de nuevas generaciones. Alemania busca en Argentina una verdadera sociedad estratégica, profundamente ligada a principios y valores del multilateralismo y de las reglas comunes. Lo mismo, y a la complementariedad productiva y desarrollo de todo su potencial. Sin una Argentina en crecimiento, que demuestre que por sí misma, y a través de sus enormes recursos y talentos, puede volver a garantizar su crecimiento y una nueva etapa sostenida de creación y riqueza, esa sociedad no es posible. Creo firmemente en ello y trabajo con esa brújula.
¿Qué consejo le darías a los emprendedores que buscan expandir su negocio a nivel internacional?
Tienen que tener un profundo conocimiento del mercado al que apuntan, tener un socio local y apoyarse en esta multinacional que tiene la República Argentina, que se llama Servicio Exterior de la Nación.
¿Cuál crees que es tu singularidad?
Soy perseverante, incansable, pero, sobre todo, emprendedor.
Hoy vivís en Berlín… ¿cómo es? ¿Qué es lo que más te gusta?
Berlín es una ciudad muy diferente a otra en la que haya vivido, incluso a Hamburgo. Fue y sigue siendo una ciudad fracturada, que está compuesta por sectores que estuvieron divididos por un muro. Caído el muro, los puentes que unían esta ciudad no volvieron a funcionar de un día para otro. Hubo políticas públicas y privadas que debieron hacer para que las partes más pobres de Alemania volvieran a tener un dinamismo que esta ciudad nunca había tenido porque siempre fue una capital administrativa. Y hoy es una de las ciudades más pujantes en cultura, innovación, diseño, startups… Era un enclave entre dos países, con una sociedad dividida por un muro, que se percibía como enemiga una de la otra y hoy trabaja en conjunto y desarrolla lo que se llama economía social de mercado mano a mano, a pesar de las diferencias que al día de hoy uno va a encontrar entre las visiones que definieron a un estado socialista y a otra que hizo de la ESM su gran bandera. Es un país que sigue luchando para poder construir puentes entre las diferencias que tienen. Es un gran aprendizaje, Alemania nos muestra que es posible trabajar en los grandes retos que nosotros tenemos como argentinos. En los retos que hoy tiene la política argentina, pero cuando digo política argentina digo cada uno de nosotros, porque los que vivimos el retorno a la democracia somos conscientes de que la responsabilidad es individual, pero el desafío es colectivo. La magia del espíritu colectivo existe en la Argentina, pero tenemos que ser doblemente conscientes de que ahí está la responsabilidad, el esfuerzo y la solidaridad frente al otro.
¿Quién es Fernando?
Nombre completo: Fernando Brun.
Apodo: Fer.
Profesión: Estudié Ciencias Políticas, pero me defino como Diplomático Argentino.
Nacionalidad: argentino.
Signo del zodíaco: Capricornio, pero me define mi luna en géminis (“según la gente que me conoce”).
¿Dónde vives?: Berlín.
¿Tienes hijos?: Sofía (23) y Eugenia (17).
¿Mascotas?: Duky (adoptado en Brasilia) y Loba (adoptada porteña).
Comida favorita: Milanesa con papas fritas y huevo frito.
Edad: 52.
Hobbies: Me gusta todo lo que tenga contacto con el agua, principalmente navegar.
Tu lugar favorito: en casa -sin necesidad de ser un lugar físico-, con todo lo que eso significa. La familia, pero también un viaje juntos a la Patagonia, a las Cataratas…
UN POCO DE ROCK
¿Cómo te describirías con una palabra?: Emprendedor.
Serie o película favorita: Dogs Of Berlín (serie policial alemana).
Libro favorito: Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato. Sigo recorriendo Buenos Aires viéndolo con los ojos de ese libro. La riqueza de la literatura argentina es universal.
¿Qué personaje histórico serías y por qué?: San Martín, a quien admiro profundamente. Siempre me gusta recordar citas y hay una de San Martín que me marcó. Frente a la Cordillera dijo: “Esto es imposible, pero es imprescindible”. Y lo hizo, entonces uno se queda con que no hay imposibles.
Banda de música o género favorito: Me encanta la música, los Rolling Stones, me gusta de todo, en mi adolescencia me marcaron The Police, Virus, Soda Stéreo y Calamaro también.
Tu cable a tierra es… mi mujer, Corina. Agarramos un auto o un avión y nos vamos a recorrer el país. Eso con Corina, me cambia la vida.
¿Qué país eliges para vivir y por qué?: Argentina, siempre.
¿Qué contribución crees que haces para un mundo mejor?: Una Argentina integrada a un mundo multilateral, a un esquema en el que, a partir de una inserción en nuevas cadenas de valor, la Argentina pueda encarar un proceso sostenido de creación de riqueza que impacte desde los más vulnerables hasta los más exitosos. Creo que no sólo es posible, sino que es el deber que tenemos que encarar diariamente como argentinos desde el lugar que nos toca.
Un consejo que te dieron y que darías: Sé vos mismo, no te achiques.