domingo 22 diciembre 2024
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    Las máquinas no pueden soñar

    Por Roi Benitez, Consultora en Learning Agility y Aprendizaje Sistémico. 

    Reflexiones sobre cómo la tecnología puede ayudarnos a convertirnos en mejores humanos 

    Las máquinas no pueden hacer preguntas, pero pueden sistematizar las respuestas. Las máquinas no tienen conciencia de los cambios, de la cultura, las personas, sí. Las máquinas repiten movimientos mecánicos, las personas creamos, sentimos y rompemos las reglas establecidas. 
     
    La transformación digital acelerada por la pandemia cambió la forma en la que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Esto no es nuevo, solo que ahora lo vemos con más claridad. 

    Existen dos grandes visiones sobre el impacto de la tecnología en la humanidad: podemos hablar de una mirada pesimista, cómo aquella que usa la campaña del miedo cómo recurso principal en donde, en un futuro no muy lejano los robots reemplazarán las tareas de los humanos. Existe también una mirada extremadamente optimista, que piensa en la tecnología cómo la palanca para resolver todos los problemas de la humanidad.  
     

    A mí me gusta definir una tercera vía, un camino del medio: la mirada apreciativa, la mirada de posibilidad. En donde la tecnología es el driver para acelerar la transformación y un instrumento para desarrollar el potencial humano. 

     
    ¿Qué dicen los datos? 

    Según el Foro Económico Mundial, se estima que para el 2025, 85 millones de empleos pueden ser desplazados por un cambio en la división del trabajo entre humanos y máquinas, mientras que pueden surgir 97 millones de nuevos roles que estén más adaptados a la nueva división del trabajo entre humanos. máquinas y algoritmos. Los números nos indican 12 millones de nuevas oportunidades

    Las tecnologías exponenciales impactaron cómo un boomerang en el mundo del trabajo, la interacción humano-máquina, los sistemas ciberfísicos o empresas biónicas cómo se le empieza a llamar ahora, emergen. La IA puede ayudarnos a procesar y analizar grandes volúmenes de datos para tomar más y mejores decisiones. El Blockchain por su parte puede ayudarnos a mejorar la trazabilidad y la transparencia. La impresión 3D acelera la hiper personalización de productos industrializados. 

     
    El potencial de las tecnologías en el mundo del trabajo es enorme, lo es también el potencial de los humanos. Quienes estamos tras bambalinas en el diseño de estas tecnologías, somos personas de carne y hueso. 

     
    Las tecnologías exponenciales llegaron para quedarse. Y aquí, algo interesante de analizar sucede, aparece el temido reduccionismo tecnológico: Pensar que todos los problemas de la compañía los vamos a resolver con tecnología. Antes de la tecnología está la empatía: ¿Para quién? ¿Para qué? ¿Es el momento adecuado? ¿Cuál es el propósito? La revolución del zoom no es una transformación digital. La inyección espasmódica de tecnología tampoco. 

    Cuando vemos las habilidades críticas para el 2025 encontramos entre otros el pensamiento crítico y el análisis, creatividad, resolución de problemas y las destrezas de autogestión como el aprendizaje activo, la resiliencia, la tolerancia al estrés y flexibilidad. Habilidades humanas a prueba de robots. Las máquinas podrán hacer muchas cosas, pero no pueden soñar. 

     
    Habitando exponencialidades 

    Hay un documental que me impactó muchísimo y es sobre el trabajo que hizo el equipo de Google DeepMind con el proyecto AlphaGo. Go, es un juego legendario asiático sobre estrategia con más de 4000 años de historia. Fue considerado una de las cuatro artes esenciales de la antigüedad China. Los textos más antiguos que hacen referencia al Go son las analectas de Confucio. Fascinante ¿no? 
    DeepMind se propuso crear un algoritmo que pudiera jugar y ganarle al mejor jugador del mundo: Lee Sedol. 

    En este escenario hay algo que hace el humano que no puede hacer la máquina y pasa algo pre, durante y post juego con Lee Sedol. Él puede jugar mejor gracias al algoritmo. 
    Si bien uno pasa todo el documental con una lucha interna de humanos vs algoritmos, ver todo el escenario causa entre pánico y euforia. 

    La tecnología es el habilitador del potencial humano. Las máquinas reemplazan actividades mecánicas para darnos el lugar y la oportunidad de expandir nuevas habilidades. 
     

    Cambia todo porque todo cambia 

    ¿Cuál es el verdadero cambio? El verdadero cambio es el cambio de mindset. Entender a la tecnología cómo humanidad aumentada. 

    Entender que la limitación de la máquina es la potencialidad del humano. El verdadero cambio es construir empleabilidad, lograr que los humanos agreguen valor, usando, apoyándose y apalancándose en la tecnología. El cambio es personas que aprenden y re-aprenden. El cambio es hacer distinto, arremangarse, animarse, aprender del error, prototipar, ser ágiles.  
    Pero, el cambio impuesto incomoda. Es momento de que cada humano en el mundo se ponga el lugar de protagonista de la tecnología cómo fase 0 del proceso de transformación. El cambio es recuperar la sabiduría colectiva de las personas y hacer entre todos, desde una mirada sistémica: Negocio, Tecnología, HR y personas. 
    Palabreando a Marcet, “Si la tecnología es el escenario del mundo que nos rodea y nos envuelve. La obra que sucede en ese escenario la describimos e interpretamos humanos”. 

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