El mundo atraviesa una crisis global sin precedentes. Saliendo del Covid-19 se encontró con una guerra que afecta la economía y marca la desaceleración del crecimiento a nivel internacional, impactando en el aumento de precios de los commodities como alimentos y energía, la suba de tasas, la inflación y el faltante de insumos claves para la producción. La pérdida de poder adquisitivo de los hogares en todo el mundo se ve afectada por una política monetaria restrictiva, que impacta en la liquidez y en las decisiones de los principales actores de la economía.
Los Venture Capitals (VC) han sido y son jugadores fundamentales en la economía de América Latina y de los países en vías de desarrollo. Sus inversiones movilizan a los mercados emergentes y los dólares que depositan en cada startup son necesarios para que cada empresa pueda crecer y desarrollarse. [Salto de ajuste de texto]Pero también sufren el embate de las condiciones actuales y esto resulta en los ajustes que estamos viendo, dado que se redujeron el número de operaciones aunque todavía hay liquidez disponible para los startups con estados de resultados y balances saludables. Estamos en presencia de un ajuste, en el que las inversiones son mucho más prudentes y menos riesgosas, en las que se priorizan factores que antes no se tenían en cuenta.
No hay que entrar en pánico, porque seguiremos viendo exitosos proyectos de startups, pero ahora sólo los que tienen modelos de negocio rentables serán los que atraigan el interés por parte de los inversores. Las valuaciones y los precios serán ajustados al mercado de una manera mucho más al detalle y en profundidad, pero no se estancarán. Los Venture Capitals tendrán su foco puesto en startups de negocio que sean rentables y a nivel financiero sean “saludables”, cuando antes sólo interesaba la velocidad de crecimiento y la cuota de market share que ganaban, sin importar su rentabilidad negativa. Por eso estas empresas tendrán que tener mucho más controlado cuál es su CAC (Costo de adquisición de cliente) y cuánto demora un cliente en repagar su CAC. Además, la aplicación de los fondos invertidos será más exigente, porque con la incertidumbre actual son más relevantes los famosos cash burn y runway (cantidad y velocidad de tiempo que una empresa tiene antes de quedarse fondos, medido en cantidad de meses) porque no se sabe cuándo volverán a poder levantar nuevamente capital.
Este año la inversión de los VC en América Latina se desplomó casi un 20% en el primer semestre del año (fueron USD5,4 M vs los USD6,7 M del 2021) pero la buena noticia es que va en camino a ser el segundo mejor año en inversiones luego del récord logrado el año pasado, en el que se alcanzó un total de USD 15.3 M (más del triple que en 2019 de USD4,9 M).
Venimos de una dinámica y velocidad de empresas transformándose hacia modelos de negocios disruptivos que es una ola casi imposible frenar. Las compañías que implementan tecnología con un toque humano están siendo mucho más eficientes que las startups de industrias Fintech, Edtech, Foodtech, Proptech y TechLog. Lamentablemente existen startups que no están recaudando lo que estimaron en un inicio y por esto se vuelve a poner sobre la mesa el concepto de startups “Camello”. Ante la falta de financiamiento de capital, estas empresas deben ser capaces de cruzar el desierto y sobrevivir durante mucho tiempo sin ingerir comida ni agua, es decir, sin recibir nuevos fondos. La capacidad para administrar sus recursos de manera eficiente es lo que le permitirá sobrevivir, necesitando encontrar el equilibrio entre el crecimiento y el flujo de ingresos para garantizar un desarrollo sostenible.
Si bien en Latinoamérica los emprendedores están acostumbrados a llevar adelante las compañías ante un contexto adverso, atomizar el riesgo es fundamental para prosperar. El ecosistema emprendedor ha evolucionado y lograr capitalizar aprendizajes del pasado para poder mejorar. Muchos emprendedores ya no son “first time founders”, es decir ya se encuentran trabajando en su segundo, tercer emprendimiento, lo cual tiende a mejorar su performance.
Ante este nuevo contexto, poder armar equipos de profesionales con talento de primera línea, que desafíen constantemente a los founders y colaboren presentando iniciativas y soluciones a los problemas que se vayan presentando, es fundamental. Para que las startups y sus equipos sigan evolucionando, necesitan incorporar políticas de diversidad de género y profesionales de distintas profesiones que mantengan un propósito en común entendiendo el triple impacto (económico, social, ambiental) que puedan generar a futuro estas compañías.
Mauro Lestrange | Co-founder & CEO de High Flow Latam