Marcela Coen Moraga es Consejero en la Misión Diplomática de Costa Rica ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, desde donde busca negociar resoluciones y alzar la voz por los derechos humanos de todas las personas.
Marcela Coen Moraga, de 34 años y oriunda de Escazú, San José, tiene un cargo ante la Misión Diplomática de Costa Rica ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, donde trabaja como Consejero. Allí busca negociar resoluciones y alzar la voz en nombre de todas las personas, luego de que Costa Rica fuera electa por la Asamblea General de Naciones Unidas ante el Consejo de Derechos Humanos para el período 2023 – 2025. Es apasionada por su labor, sin embargo, recuerda con nostalgia su país. “Lo que más extraño de Costa Rica son las playas y sus atardeceres. También extraño las tortillas con queso y la carne mechada”. Asegura con una sonrisa en su rostro.
Tiene un bachillerato en relaciones internacionales de la Universidad Nacional y un Máster Interuniversitario en Relaciones Internacionales y Diplomacia. Está en proceso de terminar una maestría en derechos humanos de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), a falta de la tesis. Para potenciar su área profesional habla, aparte de su lengua materna, inglés, francés y portugués.
¿Quién es Marcela Coen fuera de las relaciones internacionales?
Soy de San José, de Escazú. Me considero súper amiguera, me encanta salir a comer y estar con la familia. Me encanta la comida y me encanta viajar. Me gusta conocer nuevas culturas y nuevos idiomas. Me considero una mujer proactiva, me gusta hacer actividades deportivas, ir al gimnasio, nadar, jugar fútbol e ir a la playa.
Sabemos que tiene una amplia trayectoria, ¿a sus 34 años de qué se siente más satisfecha de lo que ha logrado como profesional?
Desde que comencé a estudiar en la universidad siempre tuve una idea muy clara de lo que quería, y es muy satisfactorio ver hoy cómo mis decisiones me ayudaron para llegar a donde estoy ahora. Estoy orgullosa de todas esas decisiones y siempre tengo una frase que dice “persevera y vencerás”. Todo lo que he logrado es porque me he esforzado y porque he tenido una orientación muy clara.
Si hablamos de momentos desafiantes, ¿qué es lo más difícil que ha tenido que superar en su trayecto profesional?
Estar lejos de casa. La diplomacia se convierte en un estilo de vida porque uno se acostumbra a hacer una vida en otro país por 4 ó 5 años, regresar a Costa Rica y después volver a salir. Hay que tener mucha resiliencia para poder afrontar muchas situaciones como enfermedades de un familiar y uno está a miles de kilómetros de distancia, no se puede regresar rápido. Estar lejos de casa es difícil.
¿Dónde o cuándo surgió esa pasión por las relaciones internacionales y por la diplomacia internacional?
Desde pequeña, cuando tenía 11 años, iba a unos campamentos internacionales que reunían gente de unos 15 países durante un mes. Desde entonces me llamaba la atención el compartir y aprender de distintas culturas y diferentes idiomas y países, su historia, geografía y economía. Uno se da cuenta de que el mundo es un libro abierto y de que es esencial la empatía y la tolerancia para entendernos entre todos. Ahí me interesó el tema de la diplomacia.
De acuerdo a lo que usted observa y a su experiencia, ¿cómo considera que miran a Costa Rica en el ámbito internacional?
Ven a Costa Rica como un país respetuoso de los derechos humanos y un país que protege el medio ambiente. También nos ven con mucho respeto por el tema de la paz y por construir siempre en favor del desarme. No tener ejército y respetar siempre la democracia es otro tema que siempre admiran de nuestro país a nivel mundial.
Ha participado en misiones diplomáticas, ¿qué labores conlleva una misión de estas en oficinas de las Naciones Unidas?
Estamos ahora electos como miembros del Consejo de Derechos Humanos en el periodo 2023 – 2025 y por eso este es el grueso de la misión. Básicamente, nos corresponde negociar resoluciones y alzar la voz por los derechos humanos de todas las personas. También se trabaja con diferentes organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros temas de migración y desarme. En Ginebra se encuentra la sede de varios organismos internacionales y el día a día de la oficina es muy variado.
He visto que le gusta escribir artículos de opinión, respecto a su trabajo, en la página digital Delfino.cr. ¿Con qué objetivo escribía los artículos?
Cuando estuve en Cancillería uno de mis puestos fue Oficial de Candidaturas y me gustaba escribir para dar a conocer lo importante que es para el país, tener ciertos puestos internacionales y estar en ese espectro. Esos artículos que escribí eran para informar sobre algunas candidaturas que alcanzábamos y que son bastante difíciles de lograr para Costa Rica.
Como usted lo señala, el equipo de trabajo que usted integra logró que Costa Rica fuera electa por la Asamblea General de Naciones Unidas ante el Consejo de Derechos Humanos para el periodo 2023 – 2025. ¿Cuáles retos y posibilidades de trascender se tienen como país en esta posición?
El reto siempre es lograr mantener el estándar que hemos tenido durante tantos años como país. Esa política exterior de Estado que hemos logrado mantener durante muchísimo tiempo hay que sostenerla para seguir nuestra continuidad en muchas áreas como libertad de prensa, educación, desarrollo humano, entre otros.
¿Qué papel juega actualmente el liderazgo femenino en la política internacional?
Es bastante importante y relevante. Históricamente, la política y la diplomacia han sido carreras ejercidas por los hombres y que ahora las mujeres tengan este espacio, y que sigan luchando por tener más oportunidades en altas esferas de decisión política, es bastante importante para romper con esa desigualdad de género y con estereotipos. Tenemos una oportunidad y, como nuevas generaciones, también queremos abrirle el camino a otras mujeres que vienen detrás.
Y… ¿cuánto falta en ese camino que usted menciona?
Falta mucho camino por recorrer, pero todas vamos rompiendo trecho para las demás. Es importante tener claro que no solo se trata de un tema de mujeres, sino que los hombres tienen que aportar rompiendo esa mentalidad de masculinidad. La mujer está ahí para tomar decisiones y marcar la diferencia.
En el ámbito profesional, ¿cuál es su mayor sueño?
Mi máxima aspiración es llegar a ser embajadora de Costa Rica. Ese sería un gran honor para mí, representar al país en ese alto nivel. También me gustaría trabajar en algún organismo internacional, en algún puesto de liderazgo o de dirección.
¿Qué le gustaría expresarle a aquellas mujeres que están construyendo sus grandes anhelos y objetivos, desde lo personal y profesional?
Que no se rindan, que continúen, que tomen las riendas de su vida, porque al final uno es el único responsable del camino que se va forjando en la parte profesional. También que estudien mucho porque ahora hay tantas herramientas y oportunidades para capacitarse que debemos aprovecharlas. Estamos en un mundo muy competitivo y no pueden perder nunca esa motivación, que se apoyen mucho en la familia y en los amigos.
