Mariana Ruiz Villalpando ha recorrido un fascinante trayecto profesional desde sus inicios en la contaduría pública hasta convertirse en una referente de talento humano como directora Corporativa de Talento Humano en Grupo Xcaret.
Mariana Ruiz nació en México y es una mujer que no teme a los cambios, ya que ha aprendido a combinar su conocimiento técnico con una sensibilidad especial hacia el bienestar de los colaboradores. Esta amante de la lucha libre busca crear una cultura organizacional centrada en el desarrollo personal y profesional. Apasionada por la conexión humana y con una fuerte convicción sobre la importancia de la formación continua, nos cuenta su historia de evolución, aprendizaje y su visión sobre el futuro de las organizaciones. Hoy, en Grupo Xcaret, dirige a más de 16,000 colaboradores, manteniendo siempre su enfoque en las personas.
Cuéntanos un poco de tu historia, ¿cómo tu vida personal ha influido en tu carrera desde tus inicios?
Mi historia empieza en México, donde estudié contaduría pública, y mi primer trabajo fue en un despacho contable. Después de unos años, tuve la oportunidad de estudiar en Canadá, lo que me abrió la mente y me permitió explorar nuevas perspectivas. Al regresar, me integré a Nestlé, donde estuve durante 12 años. Fue en esa época que surgió la oportunidad de pasar al área de recursos humanos, algo que en un principio me parecía ajeno. Pero mi curiosidad y la propuesta que me hicieron me llevaron a aceptar el desafío. Desde entonces, me enamoré de la idea de trabajar por y para las personas. Mi vida personal ha sido siempre una fuente de motivación, especialmente cuando decidí dejar Nestlé y emprender nuevos caminos. Viví en España durante cuatro años, donde descubrí la importancia de adaptar el liderazgo a distintas culturas. Hoy, desde mi rol en Grupo Xcaret, sigo poniendo a las personas en el centro de todo lo que hago, porque creo firmemente que el bienestar del equipo es la clave para alcanzar grandes resultados.
¿Cómo influyó tu experiencia en México y España en tu visión y estilo de liderazgo?
Vivir en México y en España me permitió ver las diferencias culturales en el liderazgo. En México, el estilo es mucho más cercano, más enfocado en el «apapacho», lo que permite conectar emocionalmente con los equipos, pero a veces le falta objetividad. Por otro lado, en España, el liderazgo es más directo, lo cual me enseñó a ser clara y precisa en mis comunicaciones. Sin embargo, me di cuenta de que, a pesar de esta franqueza, hay cierta dificultad en abordar conversaciones difíciles de desempeño. Algo que aprendí de España es el respeto al tiempo personal. Allá, se valora mucho el equilibrio entre la vida personal y el trabajo, y eso me ha ayudado a ser más consciente de cómo gestionar el tiempo de mi equipo. He buscado combinar lo mejor de ambos estilos, siendo cercana y empática como en México, pero también directa y respetuosa como en España. Esto me ha permitido desarrollar un estilo de liderazgo más equilibrado y adaptable a las diferentes necesidades de mi equipo.
¿Qué habilidades crees que son esenciales para quienes buscan destacarse en el ámbito de Recursos Humanos en la actualidad?
La empatía es, sin duda, una de las habilidades más importantes. Entender a las personas, sus motivaciones, sus miedos, es fundamental para conectar con ellas y ayudarlas a dar lo mejor de sí. También diría que la resiliencia es clave, especialmente en tiempos de cambios rápidos como los que estamos viviendo. Es importante adaptarse y ser flexible, sin perder el foco en los objetivos. Otra habilidad que considero esencial es la capacidad de aprender y desaprender. Hoy, tenemos hasta cinco generaciones trabajando juntas en una misma organización, y lo que funciona con una generación no siempre es aplicable a otra. Por eso, es fundamental estar dispuestos a adaptarse constantemente, aprender de cada generación y, sobre todo, crear un ambiente donde cada persona se sienta valorada por lo que es y por lo que puede aportar.
¿Cómo utilizas la data para medir el impacto de los programas de capacitación y desarrollo? ¿Hay métricas específicas que monitoreas regularmente?
Medir el impacto de los programas de capacitación es esencial, especialmente en un entorno tan competitivo como el actual. Siempre partimos de un diagnóstico inicial, para entender en qué punto se encuentran nuestros colaboradores antes de iniciar la formación. Después, realizamos una evaluación final para comparar el avance. Además, no solo medimos la asistencia y el aprovechamiento de los cursos, sino que también monitoreamos cuántos colaboradores logran promocionarse o asumir nuevos roles después de participar en estos programas. Otro indicador importante para nosotros es la satisfacción del colaborador con la formación recibida, ya que creemos que un buen proceso de aprendizaje va de la mano con el bienestar del empleado. Al final del día, lo que buscamos es que cada inversión en formación se traduzca en un mejor desempeño y en una mayor satisfacción del equipo.
¿Quién es Mariana?
Profesión: Estudié Contaduría Pública, pero me enfoqué en Recursos Humanos.
Cargo: Directora corporativa de Talento humano.
Signo del zodíaco: Libra.
¿Dónde vives?: Riviera Maya, Playa del Carmen.
Comida favorita: Me gustan todas las comidas exóticas, pero me encantan los tacos de cabeza mexicanos.
Edad: 53.
Hobbies: Salir con amigos, tomar un buen vino con ellos en una terraza, ir al teatro y escuchar música.
UN POCO DE ROCK:
¿Un lugar donde te gustaría vivir para inspirarte a evolucionar?
Madrid.
¿Cuál es esa pasión secreta que pocos conocen de ti?
Mi pasión por los tacos de cabeza mexicanos y la lucha libre.
Si tu vida fuera una playlist, ¿qué canción no podrían faltar?
Los luchadores, de La Sonora Santanera.
¿Qué color te representa mejor como persona?
Blanco.
¿Cuál fue el primer dispositivo tecnológico que te impactó y cómo influyó en tu carrera?
El BlackBerry, fui del grupo piloto cuando se lanzó en México. Me hizo un poco adicta a tener los mails en un dispositivo.
¿Tienes algún ritual o hábito que mezcle lo analógico con lo digital?
Hacer anotaciones e imprimir algunas cosas a pesar de tenerlas en digital.