Raquel García lidera con pasión los procesos y el desarrollo de equipos. Como directora de Operaciones en Lennox, ha integrado su amor por la tecnología y su enfoque en las personas para impulsar el crecimiento y la eficiencia.
Siempre ha tenido una visión clara de lo que quería lograr. Desde pequeña, en su ciudad natal, Burgos, sabía que deseaba desafiar los límites y construir un camino propio, sin seguir necesariamente las expectativas tradicionales. A lo largo de su carrera, Raquel García ha combinado su formación en ingeniería química con un profundo interés por la tecnología, explorando nuevas formas de trabajar y liderar. Hoy, desde su posición como directora de Operaciones, está a la vanguardia de la integración de la inteligencia artificial en la planificación de operaciones y en la industria 4.0.
Cuéntanos un poco de tu historia, ¿cómo tu vida personal ha influido en tu carrera desde tus inicios?
Siempre he sido una persona con ideas claras desde muy pequeña. Crecí en Burgos, una ciudad tranquila en el norte de España, y desde niña me encantaba la tecnología y la ciencia. Recuerdo que jugaba con indios y vaqueros sin importarme lo que se esperaba de mí, y creo que esa independencia y curiosidad me han acompañado toda la vida. Decidí estudiar ingeniería química, y más adelante me especialicé en la industria de la alimentación. Desde entonces, supe que quería trabajar en la industria y, sobre todo, dirigir equipos. Siempre he visualizado mi futuro de manera clara, aunque a veces las metas se veían distantes. Creo firmemente en que, como decía Séneca, «no hay ningún viento favorable para quien no sabe a dónde va». Mi carrera ha sido un camino de aprendizaje constante, en el que la determinación y la visión han sido fundamentales para llegar a donde estoy hoy como directora de Operaciones.
¿Cuál dirías que ha sido el mayor reto personal que has enfrentado en tu carrera?
Uno de los mayores retos que he enfrentado fue el cambio de matriz de Lennox. Pasamos de ser una división de una multinacional americana a ser una empresa independiente bajo la propiedad de un fondo de inversión. La transición fue un desafío, no solo a nivel estratégico, sino también a nivel personal. De repente, teníamos que adaptarnos a una nueva forma de trabajar, con un enfoque mucho más autónomo y con mayores responsabilidades. Además, esta transformación implicó un proceso de reestructuración, donde fue necesario tomar decisiones difíciles para asegurar la continuidad de la empresa. A nivel personal, significó salir de mi zona de confort, adoptar una mentalidad más flexible y encontrar la manera de motivar a mi equipo en un momento de incertidumbre. Pero este reto me enseñó la importancia de la resiliencia y de mantener la calma en medio del cambio. Creo que, al final, la experiencia nos ha fortalecido como equipo y a mí me ha permitido crecer como líder.
¿Cuál consideras que es la clave para liderar equipos de alto rendimiento en el sector tecnológico?
Para mí, la clave está en la diferencia entre liderar y simplemente mandar. Un buen líder es aquel que está al servicio de su equipo, que trabaja para sacar lo mejor de cada persona y no se enfoca solo en dar órdenes. Siempre he creído que mi papel es ayudar a que cada miembro del equipo desarrolle su mejor versión, y eso requiere escuchar, entender sus necesidades y saber cuándo dar un paso atrás para que puedan brillar. Además, en el sector tecnológico, es fundamental estar abierto a la innovación y fomentar una cultura de aprendizaje constante. La tecnología avanza rápido, y si no mantenemos esa disposición para adaptarnos y aprender, nos quedamos atrás. Un líder en este sector debe ser capaz de guiar a su equipo en medio de la incertidumbre y de los cambios, brindándoles el apoyo necesario para enfrentar los desafíos que trae cada nueva herramienta o proceso.
¿De qué manera integras la inteligencia artificial en tus procesos operativos?
Estamos en el inicio de lo que yo llamo la «era de la inteligencia artificial» en la industria. En Lennox, hemos comenzado a incorporar la IA en la planificación de ventas y operaciones, utilizando algoritmos para analizar los historiales de ventas y predecir comportamientos futuros. Aunque estamos apenas en la punta del iceberg, los resultados iniciales son prometedores. La IA nos permite tomar decisiones más rápidas y precisas, optimizando los procesos productivos en la planta. Sin embargo, la integración de estas tecnologías no es automática; requiere de mucha adaptación y de salir de nuestra zona de confort. Es un proceso de aprendizaje tanto para la tecnología como para nosotros, y es fascinante ver cómo cada pequeño avance nos permite entender mejor el potencial de la inteligencia artificial en la industria. Creo que, al igual que la máquina de vapor en la revolución industrial, la inteligencia artificial tiene el poder de cambiar nuestra forma de trabajar y de entender el mundo.
¿Quién es Raquel?
Apodo: Rachel o Rach.
Cargo: directora de operaciones.
Signo del zodíaco: Tauro.
¿Dónde vives?: Burgos.
¿Tienes hijos?: Un hijo de 16, y una niña de 15 años.
Comida favorita: Cualquier comida natural que no sea procesada, verduras, frutas, pescado o carne a la plancha.
Hobbies: Viajar, estar en la playa o la montaña, leer, ir a cenar con amigos, meditar y la fotografía.
UN POCO DE ROCK:
¿Un lugar donde te gustaría vivir para inspirarte a evolucionar?
Cualquier lugar que tenga playa y montaña.
¿Cuál es esa pasión secreta que pocos conocen de ti?
Me gusta mucho montar a caballo y siempre he querido aprender a tocar el piano.
Si tu vida fuera una playlist, ¿qué canción no podrían faltar?
Me gustan dos grupos, Modestia Aparte y Maldita Nerea.
¿Qué color te representa mejor como persona?
Verde.
¿Cuál fue el primer dispositivo tecnológico que te impactó y cómo influyó en tu carrera?
El primer teléfono móvil Blackberry y la cámara de fotos digital.
¿Tienes algún ritual o hábito que mezcle lo analógico con lo digital?
Me encanta leer en digital y analógico.