Cuando hablamos de reconversión laboral o de transiciones laborales usamos palabras que son complejas y demasiado sofisticadas. Es como sí reconvertirse fuera terreno puro y duro de la tecnología, como si se tratara de algo totalmente lejano y difícil para muchos, eso asusta y genera mucha incertidumbre y la incertidumbre causa parálisis.
Estamos en un contexto en donde cientos de miles de trabajadores en el mundo necesitarán reconvertirse debido a la digitalización de la economía acelerada por el COVID-19. Se estima que entre 400 millones y 800 millones de personas podrían ser desplazadas por la automatización y necesitar encontrar nuevos trabajos para 2030 en todo el mundo. Estamos en un contexto en donde el 54 % de todos los empleados necesitarán formación en nuevas habilidades durante los próximos cinco años (WEF 2020).
Ante este escenario se presenta un desafío: el concepto de ocupación es rígido y no se adapta al mundo laboral líquido, que espera que 14 % de las ocupaciones desaparezcan y 30 % se modifiquen (OCDE, 2019).
Con lo cual, la clave de la reconversión es volvernos flexibles, es animarnos a surfear un camino distinto. Carol Dweck, en su libro Mindset, divide o segmenta dos tipos de marcos de pensamiento: el mindset fijo y el mindset en crecimiento. Fijo es aquel que le tiene miedo a los cambios y evita los retos, es aquel que ve en el crecimiento del otro una amenaza, es quién rechaza el feedback. Por otro lado, el mindset en crecimiento ve el crecimiento de los otros como una oportunidad de aprendizaje, el feedback como una oportunidad de mejora y abraza la incertidumbre disfrutando los nuevos retos.
Parafraseando a Xavier Marcet, el cambio es autoexigencia. Hace unos meses mi padre de 62 años, que no pudo realizar sus estudios secundarios, comenzó como autodidacta un curso de instalador de aire acondicionado. Animarse a esta edad a hacer algo totalmente nuevo que lo sacó completamente de su zona conocida y que lo interpeló a aprender cosas nuevas que no le salen nada fácil es reconversión laboral pura y dura. En un mundo que cambia aceleradamente, la autoexigencia, el aprendizaje y la capacidad de surfear la incomodidad son los drivers de la agilidad adaptativa.
La formación no es aprendizaje, aunque suelen confundirse estos conceptos, aprendizaje para toda la vida es poder convertir lo aprendido en una experiencia que nos permita crecer y adaptarnos.
Mi padre hace una semana tuvo su primer cliente y, como si fuera poco, ahora va por la certificación que implica rendir un examen que para él es altamente desafiante. Háblenme de autoexigencia.
Traigo esta anécdota personal porque parecería ser que la reconversión es algo inalcanzable. Es como cuando hablamos de innovación, como si innovar fuera mandar cohetes a la luna cuando, pero en realidad la innovación muchas veces está en las cosas simples. Acelerar el aprendizaje en nosotros y en nuestras organizaciones muchas veces es dar pequeños grandes pasos.
Algo que me parece sumamente interesante es que podamos desarrollar este mindset en crecimiento y esta caja de habilidades portables para que nuestras transiciones sean más probables, más eficientes y menos dolorosas. No podemos empezar de cero, no tenemos tiempo. Las profesiones cambian y las habilidades también, hay estudios que indican que determinadas habilidades tecnológicas quedan obsoletas cada dos años (Adecco, 2019).
Dicho esto, quiero compartirles algunas ideas para desarrollar nuestro mindset en crecimiento (o en nuestras organizaciones):
- Hacer una pausa para ir más rápido. Aunque sea contrario a la intuición, hacer una pausa puede crear espacio para parar el juicio, el pensamiento original y la acción decidida.
- Acepta el no saber. Escuchar —y pensar— desde el desconocimiento es esencial para obtener ideas originales e inesperadas.
- Reformular radicalmente las preguntas. Cambiar la naturaleza de las preguntas que nos hacemos para desbloquear el modelo mental existente.
- Fijar la dirección, no el destino. En entornos desconocidos, en lugar de avanzar hacia una meta fija objetivo, explorar distintos caminos y recorridos posibles.
- Prueba tus soluciones. Los experimentos rápidos y baratos pueden evitar grandes y costosos desastres importantes y costosos. Pensémonos como un laboratorio viviente probando constantemente formas innovadoras de liderar.
Reconvertirnos no es tarea fácil, tenemos que poder aprender para toda la vida, a reaprender y, por sobre todas las cosas, animarnos a surfear nuestro propio viaje de aprendizaje.
Roi Benitez | Senior Education and Digital Culture Specialist | Future of Work | Author & Keynote Speaker