Rubén Martínez, quien lidera Asti Talent & Tech Foundation como director ejecutivo, ha sido pionero en fomentar las vocaciones STEM desde edades tempranas, convencido de que el futuro de la industria 4.0 depende de la formación de nuevas generaciones apasionadas por la ciencia y la tecnología.
Desde sus inicios, Rubén Martínez supo que su camino estaba marcado por la tecnología y la ingeniería. Nació en Burgos, siempre sintió una conexión especial con su tierra, un lugar donde la historia y la modernidad conviven de manera única. Su vida personal ha sido un motor clave en su desarrollo profesional, especialmente gracias al apoyo incondicional de su esposa Gema, quien lo animó a estudiar Ingeniería Industrial y lo acompañó en sus primeros pasos por diferentes ciudades de España. Este apasionado del fútbol, el ciclismo y la natación, nos habla de su visión sobre el futuro del talento, la importancia de la inteligencia artificial y los retos que enfrentan las empresas en la adopción de tecnologías de la industria 4.0.
Cuéntanos un poco de tu historia, ¿cómo tu vida personal ha influido en tu carrera desde tus inicios?
Mi vida personal y profesional siempre han estado muy unidas, no consigo separar una de la otra. Conocí a Gema, mi esposa, cuando todavía era un estudiante y fue ella quien me motivó a estudiar Ingeniería Industrial. Gracias a su apoyo, logré completar la carrera y comenzamos juntos una vida que nos llevó a distintas ciudades del norte de España, como Bilbao, Vitoria y Logroño. Ella trabajaba en obras públicas, y yo aprovechaba cada cambio de ciudad para buscar nuevas oportunidades laborales. Fue en uno de esos traslados, cuando llegamos a Burgos, que conocí Asti, una empresa de robótica móvil. Me integré como ingeniero y, poco a poco, asumí mayores responsabilidades hasta convertirme en director de Recursos Humanos, desde donde impulsamos la Fundación ASTI. La Fundación es hoy una entidad independiente sustentada en la colaboración público-privada, que ya no está vinculada a la antigua Asti, y yo soy su director ejecutivo. Para mí es un proyecto casi personal y el más gratificante que he tenido nunca.
¿Qué te inspiró inicialmente a interesarte por la Industria 4.0 y el desarrollo del talento?
El inicio de la Industria 4.0 fue un punto clave en mi carrera. Recuerdo ver infografías y diagramas de robots moviéndose por fábricas y pensar: «Esto es lo que hacemos nosotros». Sin embargo, me di cuenta de que el crecimiento de esta industria no solo dependía de la tecnología, sino de contar con el talento adecuado para impulsarla. Ahí fue cuando, como responsable de Recursos Humanos, decidí crear el proyecto Talento 4.0, con tres ejes principales: desarrollar a las personas dentro de la empresa, captar nuevo talento de universidades y escuelas, y fomentar las vocaciones STEM desde edades tempranas. La clave está en preparar a los jóvenes, desde los 8 años, para que vean en la tecnología y la ciencia un camino de futuro, especialmente a las niñas, para que puedan ser parte del cambio tecnológico que estamos viviendo.
¿Cómo ves la evolución del talento en la era de la IA y la importancia de fomentar vocaciones STEM en las nuevas generaciones?
Estamos en un momento donde la tecnología avanza a una velocidad increíble. La inteligencia artificial está cambiando la forma en que trabajamos y nos obliga a adaptarnos constantemente. Creo que la clave está en abrazar estos cambios y verlos como oportunidades. Es fundamental fomentar vocaciones STEM en los más jóvenes porque la tecnología es el presente y el futuro. Sin embargo, me preocupa el bajo porcentaje de mujeres en estas áreas; solo un 16% del talento STEM son mujeres. Si no logramos que más niñas se interesen por estas disciplinas, se quedarán fuera de un futuro que está construyéndose desde ahora. Debemos asegurarnos de que ellas tengan un lugar en el desarrollo de la inteligencia artificial y otras tecnologías, porque su visión es esencial para un progreso equilibrado y justo.
¿Cuáles crees que son las principales barreras que enfrentan las empresas en la adopción de tecnologías de Industria 4.0?
Para mí, la principal barrera es el talento. La tecnología no funciona sola, necesita a las personas que la entiendan, la implementen y la mejoren. Sin el capital humano adecuado, es difícil avanzar hacia la Industria 4.0. Otra gran barrera es la resistencia al cambio, el miedo a salir de la zona de confort y a romper el status quo. La innovación requiere un espíritu dispuesto a experimentar y a aceptar que, en ocasiones, habrá fracasos antes de encontrar el camino correcto. En mi experiencia, he visto cómo la integración de herramientas como la inteligencia artificial puede generar incomodidad en algunos equipos. A veces, incluso piden que las retiremos de las reuniones por sentir que no tienen control sobre lo que hace la tecnología. Por eso es fundamental tener un enfoque de comunicación y educación continuo, para que todos comprendan el valor que estas tecnologías aportan y puedan adaptarse de manera positiva a los cambios.
¿Quién es Rubén?
Profesión: Ingeniero.
Cargo: director Ejecutivo.
Signo del zodíaco: escorpio.
¿Dónde vives?: Burgos.
¿Tienes hijos?: 2 hijos, uno de 11 y otro de 8 años.
¿Mascotas?: Un Gecko Leopardo, Natacha.
Comida favorita: Pimientos rellenos.
Edad: 46.
Hobbies: Fútbol, ciclismo y natación. Me gusta pasar tiempo con mi familia.
UN POCO DE ROCK:
¿Un lugar donde te gustaría vivir para inspirarte a evolucionar?
Burgos.
¿Cuál es esa pasión secreta que pocos conocen de ti?
Mi pasión por el ciclismo.
Si tu vida fuera una playlist, ¿qué canción no podrían faltar?
“Pájaros de barro”, de Manolo García.
¿Qué color te representa mejor como persona?
Rojo pasión.
¿Cuál fue el primer dispositivo tecnológico que te impactó y cómo influyó en tu carrera?
El Blackberry y su tecnología ayudaba a recibir los correos electrónicos sin abrir el ordenador.
¿Tienes algún ritual o hábito que mezcle lo analógico con lo digital?
Cuando me voy a dormir hago un ritual de apagado, tanto de mi cerebro como de las cosas digitales que utilizo.