viernes 3 mayo 2024
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    Claudia Papić Illanes: La belleza de las cicatrices. 

    Apasionada. Del trabajo, de la familia, de los momentos, de todo lo que la rodea. A Claudia Papić Illanes se le ilumina la cara cuando habla del bosque templado-lluvioso de Huilo Huilo, en el sur de Chile, de sus tres hijos, cuando cuenta que va a la playa, aunque no le gusta la arena, pero disfruta el hecho de compartir esos momentos con sus hijos y con sus amigas. “Soy muy alegre, sumamente positiva… tuve cáncer hace 2 años y lo he superado… Soy muy apasionada en todo lo que hago”, asegura con una sonrisa, quien se ha desarrollado por más de 25 años como experta en estrategias de sostenibilidad, directora de 2 fundaciones y en los últimos diez años, además, como profesora titular del Curso Estrategia y Empresas Socialmente Responsables, en la carrera de Ingeniería Comercial, en la Pontificia Universidad Católica de Chile. 

    Mencionaste que tuviste cáncer hace dos años, ¿quieres comenzar por ahí, en qué cambió tu vida? 

    Hay una técnica artesanal japonesa, que se llama Kintsugi, ¿sabes en qué consiste? En tomar las piezas de porcelana o de cerámica rotas, y volverlas a pegar uniéndolas con oro derretido. Si tienes una taza, quebrada, y la pegan con esto, resulta ser la misma taza, pero con todas las líneas de su quiebre marcado en dorado… ¡¡y queda preciosa!! No perfecta pero sí preciosa… y siento que eso me identifica. Posterior al cáncer me tuvieron que amputar parte de mi cuerpo, luego reconstruirlo, y entonces tengo muchas cicatrices. También tengo muchas cicatrices espirituales de todas las cosas que me han pasado… me siento como una taza unida, así con esas líneas, y creo que eso me hace una persona mucho más linda. Conocer esa técnica me impresionó muchísimo, me llegó al fondo del corazón. 

    Y yendo un poco más para atrás, quién es Claudia, ¿cómo era y cómo es?  

    Mira, recién en el año pasado, a mis 50, me encontré de frente con mi propósito personal, algo que mucha gente busca desde siempre. Yo antes nunca quise hacerlo, no me preguntes porqué, pero sentía que no lo iba a conseguir o simplemente no sabía cuál era. Y luego, trabajando con una amiga que es coach, me di cuenta de que mi propósito me encontró a mí. Hice muchas cosas a lo largo de mi vida, he creado ONGS para trabajar en el desarrollo de comunidades locales, hice investigación científica en los bosques en el sur de Chile para entender cómo funcionan los procesos de sucesión en ellos, he dirigido centros de investigación científica, fui gerente de una minera, directora de vinculación con el medio en una organización de educación superior y profesora en universidades, de muchas cosas… de auditorías ambientales, de sostenibilidad, de responsabilidad social, de estrategias de negocio…. 

    ¿Y cuál es tu propósito con todo lo hecho? 

    Hablando con mi amiga coach, me di cuenta de que nunca me había cuestionado el porqué de todo lo que había hecho. Pero todo lo hice con un mismo objetivo: quiero movilizar voluntades para hacer de este un mundo mejor. Sé que suena súper romántico, casi de película de Disney, pero mi única motivación es querer siempre contribuir desde el espacio que me toque a tener un mundo mejor. 

    Qué lindo poder hacer las cosas con pasión y con un propósito, esa combinación no se da todo el tiempo… 

    Como dijo Steve Jobs, en ese lindo discurso de Harvard, los puntos uno los puede unir solo hacia atrás, no los puede unir hacia delante porque no sabemos lo que vamos a hacer. Pero es genial pararte, mirar hacia atrás y ver por qué hiciste todo lo que hiciste, y hacia donde te llevó el camino. Ahora, encontrarme con eso también significó un vuelco importante en mi vida, porque una vez que descubres tu propósito no puedes deshacerte de él, entonces te obliga a planificar lo que vas a hacer, en post de dicho propósito. Es súper desafiante porque puede haber distintos caminos, pero todos te llevarán al mismo lugar.  

    ¿Cómo definirías la sostenibilidad consciente y cómo trabajas en ello?  

    La sostenibilidad consciente tiene muy poco de improvisación y mucho de análisis, de reflexión y de gestión, implica tomar conciencia del entorno en el que te desenvuelves, del entorno social, cultural, político, económico, natural; luego el identificar los efectos que generas en ellos y definir exactamente cómo gestionar dichos impactos para alcanzar determinados resultados. En cualquier modelo de negocio, tu diseñas el modelo y estableces claramente lo que vas a hacer. Hacerlo conscientemente sostenible define el enfoque, el cómo lo vas a hacer, las formas desde un compromiso pleno, de la organización y de identificarse con el impacto que dicho negocio va generar en su contexto, en sus grupos de interés, y bajo este enfoque entonces, la organización asume plenamente, su responsabilidad ante la sociedad que opera, sin importar si esta sociedad es la comunidad local o es todo el ámbito regional, nacional, o global. La sostenibilidad consciente también la podemos implementar en las personas, provocando que tomemos conciencia de todo aquello que nos puede impactar y de todos los impactos que nosotros podemos generar con lo que hacemos y, a partir de ello, tomando medidas para potenciar los impactos positivos y mitigar o compensar los negativos.  

    ¿Y por dónde se empieza? 

    Se empieza cuando efectivamente tomas conciencia del contexto en el que te desarrollas, como persona u organización, y contribuyes a que, en ese contexto, el desarrollo sea sostenible. Como persona me pongo a pensar en la cantidad de residuos que se generan en el mundo, la cantidad de basurales que hay y el daño que causa, tomo consciencia, pero me doy cuenta de que no estoy contribuyendo con nada. Tomo consciencia y empiezo a hacer compost en mi casa, a reciclar, a reutilizar envases de vidrio, dejo de comprar descartables… y eso se transforma en una forma de vida. A las organizaciones les pasa lo mismo, son inconscientes de los impactos que pueden generar en ámbitos de la sostenibilidad, es decir ambientales, sociales o de gobernanza, como la desigualdad en género o discapacidad, los ecosistemas, la corrupción, monopolios, etc… en materia de paz, del desarrollo de la paz en las sociedades. Las organizaciones están empezando a entender este enfoque y a adquirir capacidades para efectivamente contribuir a la sostenibilidad de la humanidad, pero aún no lo tienen integrado en su modelo de negocio y, por tanto, muchas veces se transforma sólo en un costo adicional, en vez de una oportunidad y en la adecuada gestión de los riesgos del negocio. 

    El desafío para las organizaciones es avanzar en su modelo de negocio… 

    Sí, para avanzar a una sostenibilidad consciente deben revisar su modelo de negocio, revisar sus prácticas cotidianas, sus procesos y a partir de ellos, identificar cuáles son los aspectos que tienen que gestionar en materia ambiental, materia social, en materia de gobernanza… en qué aspectos están involucrados en cada una de sus prácticas y procesos cotidianos, cuáles son estos aspectos que sus grupos de interés ven como relevante en la relación con la organización, y cuáles de ellos son los que ponen el negocio en riesgo o representan una oportunidad, y, a partir de ese análisis, definir entonces estratégicamente en cuales de ellos me voy a centrar. 

    ¿Y consideras que hoy en día las organizaciones están prestando más atención a estos riesgos de los que hablamos? 

    -No tanto. 

    ¿En serio? 

    Creo que las organizaciones no han llegado a eso todavía, están prestando atención al concepto, es decir, están hablando mucho de sostenibilidad y están sólo haciendo cosas, cualquier cosa que “parezca sostenible”, pero no están desarrollando soluciones y no están identificando el problema dentro de sus negocios. Ponen la carreta delante de los caballos. Piensan en la solución antes que, en el problema, y entonces, de repente se encuentran atrapados en un montón de medidas que tomaron y de las que ya no se pueden desligar. Las empresas que tienen la sostenibilidad en su modelo de negocio cotizan un 40% más alto que el resto. Está comprobado en México, Europa y Estados Unidos. Los inversionistas no son tontos, no toman decisiones así nomás, no quieren invertir en una organización que está hablando de sostenibilidad, pero por otro lado está generando daño ambiental, afectando a sus colaboradores o actuando de manera fraudulenta. Porque es muy lindo que instalen paneles solares o cambien sus vehículos por vehículos que son menos contaminantes, pero si además de eso, están arrojando residuos en un curso de agua o van a tener un conflicto con las comunidades locales, los inversionistas no quieren estar ahí. 

    ¿Con qué mundo sueñas en términos de educación ambiental? 

    Con un mundo donde estas cosas que estábamos hablando se integren transversalmente en todos los procesos de transformación, en todas las materias que los chicos tienen en la escuela… me encantaría que la sostenibilidad sea integrada desde todos sus ámbitos no solo en el ambiental, sino también en el social y el económico. Y que forme parte del cómo le enseñamos a los chicos y chicas a reflexionar, a pensar lo que están pensando, no importa en qué materia, no importa en qué clase, no importa en qué curso, pero el cómo piensen, siempre tiene que ser a partir de una reflexión consciente de los impactos que eso tiene. Esto que estoy mirando, esto que estoy diseñando, esto que estoy pensando, qué impactos tiene en las personas, que impactos tienen en el planeta, que impacto tienen en el cómo nos relacionamos. 

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